lunes, 9 de enero de 2012

Batalla de las Navas de Tolosa

La batalla de las Navas de Tolosa en 1212 supuso la entrada de los cristianos en el corazón de Al-Andalus conquistando poco después todo el valle del Guadalquivir. La victoria de los cristianos aliados contribuiría al derrumbe del imperio almohade y a la rebelión de los andaluces para liberarse de ellos con lo que la desunión musulmana facilitaría aún más la conquista castellana. El ejército cristiano de unos 70.000 hombres comandado por Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón, Sancho VII de Navarra, y los obispos de Narbona, Burdeos y Nantes con numerosos caballeros franceses partió el 20 de junio de Toledo entrando en Malagón, villa que arrasaron pasando a cuchillo a la guarnición ante el desagrado de los castellanos, y poco después en Calatrava que se rinde tras corto sitio y abandonar sus habitantes la plaza lo que provoca la retirada de los obispos de Burdeos y Nantes no conformes con sus aliados más propensos a la conquista por pacto que por la fuerza. El 14 de julio se pasa Sierra Morena por el puerto del Muradal y dos días después, el 16, se produce en los llanos de las Navas de la Losa o de Tolosa la gran batalla. Los almohades que cuentas en sus filas con tropas andaluzas poco propicias a defender a sus opresores, árabes y cábilas bereberes están mandadas por Muhammad al Nasir. La Batalla de Las Navas de Tolosa, llamada en la historiografía árabe Batalla de Al-Uqab , y conocida simplemente como «La Batalla» en las crónicas de la época, tuvo lugar el 16 de julio de 1212 cerca de la población jienense de Navas de Tolosa. La victoria permitió extender los reinos cristianos, principalmente el de Castilla, hacia el sur de la península Ibérica, entonces dominada por los musulmanes. Esta decisiva batalla fue el resultado de la cruzada organizada en España por el rey Alfonso VIII de Castilla, el arzobispo de Toledo Rodrigo Ximénez de Rada y el papa Inocencio III contra los almohades musulmanes que dominaban Al-Ándalus desde mediados del siglo XII, tras la derrota del rey castellano en la batalla de Alarcos, que había tenido como consecuencia llevar la frontera hasta los Montes de Toledo, amenazando la propia ciudad de Toledo y el valle del Tajo. Al tenerse noticia de la preparación de una nueva ofensiva almohade, Alfonso VIII, después de haber fraguado diferentes alianzas con la mayoría de los reinos cristianos peninsulares, con la mediación del Papa, y tras finalizar las distintas treguas mantenidas con los almohades, decide preparar un gran encuentro con las tropas almohades que venían dirigidas por el propio califa Muhammad An-Nasir, el llamado Miramamolín por los cristianos. El rey buscaba desde hacía tiempo este encuentro para desquitarse de la grave derrota de Alarcos. Como consecuencia de esta batalla, el poder musulmán en la península Ibérica comenzó su declive definitivo y la Reconquista tomó un nuevo impulso que produjo en los siguientes cuarenta años un avance significativo de los llamados reinos cristianos, que conquistaron casi todos los territorios del sur bajo poder musulmán. Consecuencia inmediata fue la toma de Baeza, que posteriormente retornó a manos almohades. La victoria habría sido mucho más efectiva y definitiva si no se hubiera desencadenado en aquellos mismos años una hambruna que hizo que se demorara el proceso de reconquista. La hambruna duró hasta el año 1225. La leyenda dice que en recuerdo de su gesta, el rey de Navarra incorporó las cadenas a su escudo de armas, cadenas que posteriormente también se añadieron en el cuartel inferior derecho del escudo de España. Sin embargo, está demostrado que Sancho VII no cambió de escudo después de la batalla. El origen del escudo de Navarra en realidad está en la bloca que solía adornar los escudos, y de la que hay ejemplos anteriores; según Tomás Urzainki se pueden encontrar en la iglesia de San Miguel de Estella, , en un relieve de la catedral de Chartres y en miniaturas de la Biblia de Pamplona el escudo blocado aparece en los sellos de los reyes Sancho VI el Sabio y Teobaldo I de Navarra, y con el tiempo fue evolucionando y dando lugar a la leyenda. La fortaleza de Calatrava la Nueva, cerca de Almagro, fue construida por los Caballeros de la Orden de Calatrava, utilizando prisioneros musulmanes de la batalla de Las Navas de Tolosa, entre 1213 y 1217.





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